Y pese a todos los logros de la tribu, los Lanza Negra todavía están plagados por la trágica historia del exilio. Hace mucho tiempo, fueron expulsados de las tierras de Tuercespina por los trols más poderosos del imperio Gurubashi y se acomodaron en una isla remota. Los Lanza Negra buscaron tiempo después refugio en la Horda cuando su isla fue destruida por una misteriosa bruja del mar, y Thrall concedió a los trols una nueva tierra en las Islas del Eco en las costas de Durotar. Al margen de un breve éxodo cuando llegó la flota de Daelin Valiente para cazar a los orcos, los Lanza Negra han disfrutado de una estabilidad relativa hasta que uno de los suyos, Zalazane, expulsó a sus hermanos de su último hogar.
Los Lanza Negra de Vol’jin se asentaron en el cercano Poblado Sen’jin, que han utilizado desde entonces como punto de ataque contra Zalazane. Con los años, los miembros de la Horda que buscaban demostrar su valía se han aventurado hacia las Islas del Eco para enfrentarse a Zalazane, e incluso muchos han regresado aparentemente victoriosos con su cabeza decapitada. Estas victorias, sin embargo, no han resultado ser otra cosa que ilusiones creadas por la magia oscura del pérfido doctor brujo. Días después de que estos trofeos fuesen llevados al Poblado Sen’jin, volvían a sus antiguas formas: rocas pintadas y cocos adornados con colmillos de madera, o incluso cabezas de los trols esclavizados por Zalazane.
Sin embargo, los trols de Vol’jin están cortos de fuerzas, y los Lanza Negra esclavizados en las Islas del Eco les superan en número. Los Lanza Negra son bien conocidos por estar entre los combatientes más fieros de Azeroth, sin embargo, y afortunadamente, muchos más allá de los trols han expresado su interés en ayudar a Vol’jin, quizá esperando que restaurar las Islas del Eco eventualmente aumente la fuerza de la Horda.
Vol’jin también está al corriente de la importancia estratégica que el hogar Lanza Negra ofrece a sus aliados, pero está motivado por motivos más personales. La traición de Zalazane fue una afrenta contra el sueño de Vol’jin de una vida mejor para su tribu, un destino que su padre, Sen’jin, deseaba hace años. Sólo recuperando las Islas del Eco, Vol’jin podrá honrar a su padre y, finalmente, asegurar un hogar permanente para los Lanza Negra que durante tanto tiempo han estado exiliados.
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