La historia hasta el momento: Esperanzas devastadas

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Blizzard ha decidido añadir algo de lírica al inicio de Cataclysm. Muchos jugadores puede que ni siquiera estén enterados de los sucesos que han cambiado la faz de Azeroth para siempre y, los que ya lo saben, puede que quieran ampliar sus conocimientos sobre la historia que ha desencadenado en este cambio. A través del Blog de WoW en Battle.net, han publicado lo que parece la primera parte de una serie de historias que nos irán introduciendo a todos en la historia.

Esta tiene su inicio justo tras la caida del Rey Exánime y nos cuenta varios sucesos (tanto de la horda como de la alianza). Os invito a leerlo tras el salto o en la página oficial.

El reino de terror del Rey Exánime había concluido. Y como si para reafirmar que le esperaba un brillante futuro a Azeroth, también tuvieron lugar otros eventos llenos de regocijo en todo el mundo. El Archidruida Malfurion Tempestira fue, finalmente, liberado de su aprisionamiento en la sombría Pesadilla Esmeralda gracias a los esfuerzos de su amada, la Alta Sacerdotisa Tyrande Susurravientos, y sus aliados. En algún otro lugar, tras años en el exilio, los enormemente inteligentes gnomos y los indomables trols Lanza Negra consiguieron avanzar hacia el reclamo de sus respectivos hogares en Gnomeregan y las Islas del Eco.

Pero, justo cuando la esperanza comenzaba a surgir entre las razas de Azeroth, se desató la tragedia. Los espíritus elementales del mundo comenzaron a comportarse de manera cada vez más errática, desatando una serie de desastres naturales mortales. Agentes del nefario Martillo Crepuscular surgiendo a lo largo y ancho de las ciudades de la Horda y la Alianza, extendiendo su mensaje sobre el inminente apocalipsis. Los líderes del mundo lucharon por encontrar una solución a la creciente inestabilidad de Azeroth.

En el bastión enano de Forjaz, el rey Magni Barbabronce se adentró en un ritual místico para entrar en comunión con la tierra. Sin embargo, la ceremonia tuvo un efecto inesperado: Magni fue transformado en diamante y fue fundido con las profundidades de la propia ciudad en la montaña. Como consecuencia de su petrificación, los clanes Barbabronce, Martillo Salvaje y Hierro Oscuro acordaron gobernar sobre Forjaz por medio del Concilio de los Tres Martillos, pero el futuro de la ciudad permanecía en el aire.

Mientras tanto, Thrall viajó a las tierras de sus ancestros en Nagrand, esperando conseguir información de lo espiritus elementales de Terrallende así como otros chamanes respetados. En su ausencia, Thrall designó a Garrosh Grito Infernal, hijo del legendario orco Grom, como el jefe de guerra en funciones de la Horda. El desaprobador comportamiento de Garrosh tensó las relaciones entre la Horda y la Alianza. La desagradable matanza de druidas en Vallefresno, que el Martillo Crepuscular había perpretado para que pareciese un acto de la Horda, hizo escalar las tensiones más allá y demostró desconfianza incluso entre los propios camaradas de Garrosh.

En particular, Garrosh enfureción a Cairne Pezuña de Sangre, el sabio gran jefe tauren. Creyendo que el nuevo jefe de guerra lideraría a la Horda hacia el desastre, Cairne desafió a Garrosh a un duelo de honor. Aunque el poderoso tauren luchó valientemente, no hubiera podido ganar pese a toda la fuerza que pudiera poseer. La matriarca de la tribu tauren de los Tótem Siniestro, Magatha, había envenenado la hoja de Garrosh, sin el conocimiento de ninguno de los combatientes del duelo. Cairne quedó inmovilizado tras ser herido durante la batalla, permitiendo al nuevo jefe de guerra asestar un golpe mortal.

Tras el duelo, los agentes de Magatha tomaron el control de la capital tauren, Cima del Trueno, para los Tótem Siniestro. Los usurpadores también planeaban asesinar al hijo de Cairne, Baine, pero el joven tauren eludió a sus asesinos y preparó un contraataque. En última instancia, Baine y sus fuerzas reclamaron Cima del Trueno, expulsando a Magatha y sus traicioneros seguidores de las tierras tauren para siempre.

Ajeno a todos estos críticos sucesos, Thrall recibió un ominoso aviso en Nagrand de la Furia de la Tierra: el temor y confusión de los elementales reflejaba la condición de Terrallende justo antes de que el mundo, conocido por ellos como Draeron, fuera destruido. Sin embargo, Thrall tenía poco para actuar tras tan incómoda revelación…

En un repentino cambio eclipsando la reciente intranquilidad elemental, Azeroth se partió. Violentos terremotos arrasaron la tierra. Montañas de fuego y magma surgieron del suelo. Colosales olas destruyeron las líneas costeras y causaron grandes inundaciones.

El Cataclismo había comenzado


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