No vendas la piel del oso antes de cazarlo – Sergio Camiña

Era una fría mañana de primavera.  El sol se levantaba como cada día, pero hoy parecía que lo hacía de una manera más alegre, iluminando con  tonalidades anaranjadas las construcciones enanas de Thelsamar. La vida aquí se había vuelto dura, con la destrucción de la presa de las tres cabezas por parte de Alamuerte, que acabó con una de la fuentes de riqueza de Thelsamar, el lago Loch Modan, que había atraído a cientos de pescadores de todo Azeroth en el pasado. La bruma con la que solía saludar cada amanecer el lago, había dado pie a numerosas leyendas de monstruos marinos gigantescos que vivían furtivamente en el lago. Una de ellas, era la más famosa y repetida, la leyenda del monstruo de Loch Modan. Todo eso ya era historia, pues la destrucción de la presa, no solo se había llevado el agua del lago, sino las leyendas sobre monstruos marinos, y es que si algo había demostrado la destrucción de la presa, es que en el lago no habitaba ningún monstruo marino.

Thelsamar ha sobrevivido a este duro golpe con su otra fuente de riqueza: la caza; y es que las colinas cercanas son hogar de muchísimos ejemplares de osos, y eso nos lleva una vez más a esta fría mañana del 30º dia de primavera.

El 30º día de primavera es una de las fechas marcadas en rojo en el calendario de este pequeño pueblo. En este dia, todos los años se celebra el día de la caza, una festividad ancestral de Thelsamar que se realiza para contener el crecimiento de osos de esta zona y no pasen a ser un peligro para el ganado o para las propias gentes del pueblo. La celebración tampoco está pasando por su mejor momento. En el pasado, el Rey Magni asistía todos los años a esta fiesta, pero tras su muerte parecía que al consejo de los tres martillos no le interesaba mucho esta celebración. Pero este año sí había un componente emocionante en la celebración, ya que el hijo predilecto de Thelsamar, después de muchos años volvía a participar en esta celebración. Se trataba del famoso Gorion de Thelsamar.

Gorion no era  enano, sino un  humano, pero se había criado toda su vida en Thelsamar. Esto se debía a que en uno de sus múltiples viajes de trabajo que Brok Buscapiedras hacía a la bahía de Menethil, había encontrado abandonado bajo el muelle principal a un cachorro humano, que acabaría adoptando y criando en Thelsamar. En ese momento pocos podían pensar que ese bebe humano se convertiría en el Heroe que es hoy, superviviente de decenas de batallas en Azeroth, Terrallende y más actualmente, en la misteriosa isla pandaren.

Hoy ese héroe estaba de vuelta tras acabar con los delirios de Garrosh, y lo estaba para algo igual o mas importante, para apadrinar en la gran caza a su hermanastro Torquemada Rompepiedras.

Gorion. a pesar de ser muy querido en Thelsamar, siempre levantaba algún recelo, y es que desde pequeño demostró una afinidad mágica fuera de lo común, pero con el tiempo eso derivó en un manejo de artes oscuras que no estaba nada bien visto, y acabó convirtiéndose en el brujo que es hoy. Torquemada, era un enano que desde principio se vio atraído por otro tipo de arte arcano….la luz, y hace no mucho tiempo se había ordenado sacerdote, pero hoy necesitaría algo mas que la luz para vencer en la gran cacería.

–Hace un buen dia para cazar, Torque –dijo Gorion mientras elevaba la cabeza hacia el cielo despejado de Loch Modan-

–¿Tu estabas tan nervioso el día de tu gran cacería? – Preguntó Torquemada con preocupación

— Bastante mas nervioso que tú. Recuerda que hasta la fecha soy el único humano que ha participado en la gran cacería

–Y el primero en ganarla, espero que si me encuentro con el Viejo Tiznado sea capaz de vencerlo como hiciste tú, Gorion.

El Viejo Tiznado era el nombre que recibía el jefe de la manada de osos que poblaban todo el valle. Días antes de la gran caza, el guardia principal de Thelsamar le rastreaba y le marcaba siempre con una marca de pintura roja, para  así hacer saber a los participantes a que gran  oso deberian vencer y convertirse en  el ganador de la cacería.

Este año cuatro jóvenes eran los elegidos: Torquemada Rompepiedra, Sten Aguahonda, Grim Bronzoja y Magni Hachaveloz. Todos se encontraban en el centro de Loch Modan preparados para el inicio del evento cuando en ese momento sonó el cuerno que daba comienzo a la gran caceria y los cuatro participantes salieron corriendo raudos y veloces hacia las montañas en busca de su sueño, no solo de acabar por sí mismos con un oso, sino acabar con el Viejo Tiznado.

Galda Bronzoja, madrina de Grim, se dirigió hacia Gorion mientras miraba cómo se alejaban los contendientes

–Un sacerdote y dos guerreros. Creo que mi hijo no tendrá ningún problema para vencer este año; su padre ya lo logró en su día y será un digno sucesor.

–¿Crees que un pícaro tiene más opciones que los guerreros o un sacerdote? preguntó Gorion mientras fruncía el ceño.

–Gorion, tú sabes perfectamente que mi hijo es superior a los tres contendientes, sin faltarle el respeto a ninguno de ellos, por supuesto.

–No vendas la piel del oso antes de cazarlo. –sentencio Gorion mientras se separaba del grupo de padrinos y se adentraba en las sombras que proyectaban la gran posada de Thelsamar.

Desde allí, escudriñando a los otros tres padrinos susurró…. –Hazlo

Grim Bronzoja pronto se separó del grupo de contendientes escondiéndose en las sombras; no quería estar más con esos perdedores y se encaminó hacia el norte del valle. Su objetivo era llegar al monte más alto de la parte norte del valle, ya que allí, en una cueva situada cerca de un arroyo, se encontraba el Viejo Tiznado. No es que fuera un gran rastreador, es que sabía a ciencia cierta que allí se encontraba su objetivo. En el pasado, su tatarabuelo, su bisabuelo, su abuelo y su padre habían vencido siempre la gran cacería, y el no sería menos. Aunque en su familia eran siempre excepcionales cazadores, el azar nunca había sido una opción en la gran cacería. La amistad que siempre había cultivado su familia con los guardias principales de turno, siempre acababa en una ayuda definitiva….la situación exacta del Viejo Tiznado, y aunque sabía que no necesitaba esa ayuda para vencer, su madre le había dado un gran consejo… no se debía dejar nada al azar.

Al cabo de 45 minutos, Grim llegó a la situación que le habían indicado la noche anterior, y al llegar allí se encontró con lo que esperaba, una escarpada ladera junto a un gran arroyo con una cueva en medio. Aprovechando su sigilo logró entrar en la cueva y decididamente llegó hasta el fondo de ella. Allí se encontraba un gran oso negro, que no era otro que el Viejo Tiznado, como demostraba su mancha roja en la parte trasera. Reprimió sus ansias de abalanzarse sobre él, y siguió escondido entre las sombras, untando de veneno su par de dagas que acabarían fácilmente con el gran oso negro. Una vez terminado de envenenar sus dagas, esperó su momento, y es que no podía acabar tan pronto con el Viejo Tiznado, ya que eso despertaría las sospechas en Thelsamar.

Torquemada llevaba bastante tiempo usando los trucos de rastreo que le habían enseñado desde pequeño, pero no encontraba un rastro válido de ningun oso. Sí había encontrado en cambio, un par de rastros de sus compañeros de cacería, que demostraban que al igual que el se encontraban un poco perdidos; pero algo le llamó la atención del rastro que actualmente estaba siguiendo, no era un rastro de oso, sino de un enano, de uno de sus compañeros ya que era bastante reciente, pero a diferencia de los anteriores, este rastro no iba en distintas direcciones, sino que iba claramente en una única dirección, algo que le extrañó pues ningún rastro de oso era visible, así que se dispuso a seguir ese rastro, que le llevó a la zona norte del valle, y que desembocó en una recóndita cueva. Con sumo cuidado se adentró en ella, memorizó varios hechizos de protección divinos para prepararse por lo que pudiera encontrar, y al llegar al final de la cueva se encontró una imagen inesperada. Un gran oso negro, que por la marca roja que portaba no podía ser otro mas que el Viejo Tiznado, estaba preparándose para abalanzarse sobre su víctima … Grim.

Había llegado el momento; casi llevaba allí una hora y ya era bastante. Usando como el mejor pícaro su habilidad de sigilo, Grim se colocó con sus dagas envenenadas a la espalda del gran oso, se abalanzó sobre el y….de repente algo inaudito ocurrió…Delante suya apareció el ser más hermoso de la creación; era un ser tan puro y tan bello que su cabeza se enamoró instantáneamente de ella…nunca había visto nada igual, pero para desgracia de Grim, no había elegido el mejor momento para quedar paralizado por amor….definitivamente, delante de un gran oso negro no era el mejor momento.

El Viejo Tiznado se quedó sorprendido cuando de la oscuridad apareció un enano, en su cueva, pero lo que más le sorprendió fue verlo petrificado delante suya, por lo que supuso que era un terror hacia su figura. Bueno, daba igual, seria el último error que cometería aquel enano. El gran oso se estaba preparando para abalanzarse sobre su desprotegida victima cuando toda la cueva se inundó de una luz tan blanca y tan brillante que el Viejo Tiznado apaciguó sus ánimos asesinos y se serenó; esa luz le penetro el alma y de repente…desapareció, pero no era lo único que había desaparecido, también su presa ya no estaba. Se giró y vio que dos enanos se dirigían hacia la salida de la cueva  y se lanzó en persecución tras ellos.

Grim y Torquemada salieron huyendo de la cueva y ya a unos cien metros de distancia de ella, se dieron la vuelta y se prepararon para luchar contra el Viejo Tiznado. Estaban en medio de un bosque y en caso de problemas podrían escalar uno de esos grandes árboles que los rodeaban.

–No se que me ha pasado, pero gracias por salvarme la vida, Torquemada

–Creo que aún no se puede decir que te la haya salvado –respondió Torquemada con cara de preocupación.

El gran oso cargó hacia ellos a través de los árboles. Los dos enanos en posición defensiva estaban esperándolo mientras Torquemada musitaba hechizos protectores, pero de repente, una sombra saltó de un árbol abalanzándose sobre el Viejo Tiznado y clavándole su gran espada en el cuello del oso; éste cayó fulminado haciendo un gran ruido en el momento de estampar su cuerpo sobre el suelo….El Viejo Tiznado había caído, y su asesino no había sido otro que Magni, que agazapado en ese árbol había sabido esperar su oportunidad para ganar la gran cacería y seguramente haberles salvado la vida.

La tarde caía ya sobre Thelsamar cuando volvieron los cazadores, Magni portaba con honor su presa y seria declarado ganador de la gran cacería de ese año; no obstante sus compañeros que traían tambien sus presas, también serian tratados con honores, pero no como Magni, el gran ganador.

Gorion veía la imagen con resignación, no tenía que preguntarle a Torquemada que había ocurrido. Su Súcubo ya le había informado de todo lo ocurrido en aquella cueva. Estaba orgulloso de Torquemada por no haber antepuesto la victoria sobre la vida de un compañero. Se acercó donde estaba la madre de Grim, ambos se miraron y sonrieron y al unísono sentenciaron “no vendas la piel del oso antes de cazarlo”…


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