Adrian Da Cuña

Desde que puse mis manos en el teclado para jugar a World of Warcraft en 2004, supe que había encontrado mi pasión. No solo me sumergí en las ricas historias y vastos mundos de Azeroth, sino que también forjé amistades duraderas con compañeros de equipo de todo el mundo. A medida que avanzaba en niveles y habilidades, también crecí como jugador, aprendiendo la importancia del trabajo en equipo y la estrategia. Cada expansión trajo consigo nuevos desafíos y aventuras, manteniendo viva mi pasión por el juego. Ahora, como redactor especializado en ocio, comparto mi amor por WoW y otros juegos, esperando inspirar a otros a embarcarse en sus propias aventuras épicas.